sábado, 5 de enero de 2008

¿Es pesimista el Dharma?

Muchas veces se le acusa al Dharma de encarnar un enfoque pesimista por su énfasis en el sufrimiento. Para variar, vamos a contestar a eso con un chiste:

Goldberg y Finkelstein se encuentran a bordo de un bote salvavidas, quince minutos después del hundimiento del Titanic. El bote tiene una importante vía de agua, el mar está helado, y los tiburones dan vueltas rodeando su precaria embarcación.

“Bueno, podría haber sido peor”, dice Goldberg.

“¡¿Qué coño quieres decir con que podría haber sido peor?!”, protesta Finkelstein.

“¡Al menos”, responde Goldberg, “no compramos los billetes de vuelta!”

Bien, ésa es sin duda la respuesta de un optimista impenitente, aunque tacaño y mal informado.

Una pena que el Buda no estuviera a bordo, porque de ser así les habría podido decir a estos amigos que, si bien su bote hacía agua, ellos no tenían por qué quedarse en él esperando mansa y resignadamente el fin anunciado. Les habría dicho que el agua no está tan fría como parece y que sus cuerpos pueden tolerar esa temperatura; les habría dicho que los tiburones no son tales en realidad, sino ilusiones de la mente; y, sobre todo, les habría dicho que ambos son perfectamente capaces de nadar para evitar la calamidad del naufragio y llegar a las aguas más serenas y templadas que corresponden a su naturaleza humana para, una vez ahí, asistir a otros náufragos que necesitan ayuda. Después, si hubiesen mostrado interés, les habría enseñado con calma, paciencia y perseverancia a hacer y comprobar por sí mismos todo lo que les había anunciado.

Pero eso no es todo; lo curioso es que hay otra versión de la historia. La variante transcurre así:

Goldberg, Finkelstein y Buda se encuentran a bordo de un bote salvavidas, quince minutos después del hundimiento del Titanic. El bote tiene una importante vía de agua, el mar está helado, y los tiburones dan vueltas rodeando su precaria embarcación.

“Tenemos una vía de agua” (el sufrimiento), dice Buda.

Inmediatamente, Goldberg y Finkelstein se abalanzan sobre él, lo amordazan y lo tiran por la borda.

Luego, se sientan, suspiran y continúan:

“Bueno, podría haber sido peor”, dice Goldberg.

“¡¿Qué coño quieres decir con que podría haber sido peor?!”, protesta Finkelstein.

“¡Al menos”, responde Goldberg, “no compramos los billetes de vuelta!”

Ya no resulta tan gracioso, ¿verdad? Sin embargo, eso es exactamente lo que hacen quienes rechazan el Dharma de Buda bajo la acusación de que es pesimista.

No te lamentes mano en mejilla mientras contemplas cómo te hundes lenta pero inexorablemente. Hay alternativas. Aprende a nadar.

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