viernes, 13 de febrero de 2009

El sabor del Chan

Un día, Fayan le preguntó a su audiencia: “¿Cuál es el Chan de mi lugar?” Y les contó una historia (...) que ahora voy a traducir así:

Érase un hombre que se ganaba la vida como experto ladrón. Tenía un hijo que, al ver que su padre se estaba haciendo mayor, decidió que debía aprender un oficio para poder ayudar a sus padres cuando fuesen ancianos. Un día, el hijo le dijo al padre, “Padre, enséñeme un oficio”. El padre dijo, “Bien”.

Esa misma noche, el ladrón experto le llevó a su hijo a una gran mansión, en la que hizo un agujero en la pared. Ambos entraron en la casa y se encontraron con un gran armario.

El padre abrió la cerradura del armario y le dijo a su hijo que se metiera dentro. En cuanto el hijo hubo entrado, el padre cerró la puerta del armario y se aseguró de volver a poner la cerradura en su sitio.

A continuación, el padre armó mucho ruido para despertar a la gente de la mansión y luego se marchó por el mismo agujero que había hecho y se fue a casa.

Los hombres y mujeres de la mansión se despertaron de su sueño. Se pusieron a buscar por toda la casa y al final vieron el gran boquete que había en la pared; pero, al parecer, no faltaba ninguna de sus posesiones.

Mientras tanto el chico, encerrado en el armario, estaba perplejo: “¿Por qué me ha hecho esto mi padre?” Entonces se dio cuenta de que su problema era salir de ahí. Así pues, se puso a imitar el sonido de los ratones al mordisquear y rasgar la ropa. Muy pronto una mujer oyó los ruidos y le dijo a una criada que abriera el armario y echara un vistazo dentro con ayuda de una vela.

En cuanto se abrieron las puertas del armario, el chico apagó la llama de la vela, apartó a la criada de su camino con un empujón y salió disparado hacia el boquete de la pared. Salió de la mansión y echó a correr como si le fuera la vida en ello.

Los hombres de la mansión salieron corriendo tras él. En su huida, el muchacho cogió una piedra y la tiró a una charca para hacer ruido como si hubiese caído un cuerpo al agua. Los hombres se detuvieron para rastrear la charca en busca del cuerpo del ladrón. El chico tomó un atajo y corrió hasta casa.

Cuando vio a su padre, le gritó: “Padre, ¿por qué me encerraste en ese armario?” El padre dijo, “No preguntes bobadas. Díme cómo has escapado”. Cuando el hijo le contó cómo había escapado y regresado a casa, el padre asintió con la cabeza y dijo: “Hijo mío, has aprendido el oficio”.


“Ése”, añadió el maestro Fayan, “es el Chan de mi lugar”.

Así era el Chan chino a finales del siglo XI.

¿Cuánto de eso queda hoy?

martes, 10 de febrero de 2009

Un test: ¿cómo estás de iluminado?

Un sencillo test que me envía el amigo Jieshi Shan desde Bahía Blanca:


Si puedes vivir sin cafeína o nicotina

Si puedes estar siempre alegre, ignorando molestias y dolores

Si puedes resistirte a la queja

Si eres capaz de entender cuándo los seres queridos están demasiado ocupados para dedicarte tiempo alguno

Si puedes aceptar la crítica y la censura sin rencor

Si puedes ignorar la limitada educación de tus amigos y nunca corregirles

Si puedes tratar por igual a ricos y pobres

Si puedes enfrentarte el mundo sin mentiras ni engaños

Si eres capaz de vencer la tensión sin ayuda de fármacos

Si eres capaz de relajarte sin beber alcohol

Si puedes dormir sin ayuda de somníferos

Si no tienes prejuicio alguno respecto a confesión religiosa, color de la piel, sexo, orientación sexual, o inclinaciones políticas

–entonces casi has alcanzado el mismo nivel de desarrollo espiritual que tu perro.

lunes, 2 de febrero de 2009

Nyanaponika Thera (3/3)

Aquí vemos a Nyanaponika en tiempos más fáciles y felices, con su antiguo compañero de internamiento Anagarika Govinda. La necrológica de bhikkhu Bodhi se cierra con el relato de las actividades editoriales de Nyanaponika y con una recapitulación de lo que supuso para él conocerlo y tenerlo como maestro. Está claro que mientras haya vivencias y testimonios como éste, algo del Dharma seguirá vivo entre nosotros:

"La expresión suprema del esfuerzo del ven. Nyanaponika por compartir el Dhamma con los demás fue su compromiso con la labor de la BPS, que contribuyó a fundar y en la que sirvió como primer secretario, primer presidente y editor durante largos años. Desde el inicio de la BPS en 1958, el ven. Nyanaponika se dedicó por completo al trabajo de la sociedad; de hecho, durante los tres primeros años de su vida, la sociedad estuvo alojada por entero en su estudio de la ermita del bosque. Durante ese periodo, se encargó en persona de gran parte del papeleo rutinario, aunque pronto se desprendió de ese cometido cuando Richard Abeyasekera asumió el cargo de secretario general, dejándole más tiempo para ocuparse de la vertiente editorial.

"Como editor, examinaba con cuidado cada manuscrito para asegurarse de que las publicaciones de la BPS reflejaran fielmente el espíritu de las enseñanzas budistas originales. Fueron sobre todo su sagaz guía, su compasión rebosante y su dedicación al Dhamma las que convirtieron la BPS en una gran editorial budista que acercaba las enseñanzas del Buda a más de ochenta países en todo el mundo. Incluso después de jubilarse de sus cargos de editor (en 1984) y de presidente (en 1988), siguió tomando un interés activo como patrono en el desarrollo de la sociedad. Siempre le manteníamos al tanto de cualquier decisión importante o criterio editorial que requiriese consideración, y él siempre estaba dispuesto a ofrecer sus sabios consejos.

"En términos personales, debo decir que con la muerte del ven. Nyanaponika he perdido a mi amigo más cercano en esta vida, a mi maestro y a mi guía espiritual. Los últimos diez años, en los cuales tuve el privilegio de vivir con él y cuidar de él en la ermita del bosque, fueron sin duda una bendición difícil de encontrar en la ronda de renacimientos. Sin embargo, aunque echaremos de menos su presencia sabia y amable, su humor sutil y sus empáticos consejos, no es pesar ni congoja lo que debemos sentir ante su marcha, sino un gozo sereno por un personaje noble que encarnaba las más dignas de las cualidades humanas y una inmensa gratitud por una vida sumamente bien vivida en beneficio y para felicidad de muchos. Por los vastos méritos de sus logros en la vida, que pueda el ven. Nyanaponika seguir sin trabas su aspiración en existencias futuras y alcanzar la dicha suprema del Nibbana".

Nyanaponika Thera (2/3)

La imagen muestra a Nyanaponika (primero por la izquierda) junto con Anagarika Govinda (centro) en el campo de internamiento inglés de Dehradun, al norte de la India, donde ambos pasaron años detenidos como potenciales espías alemanes. La verdad, hay veces en que la llamada "inteligencia militar" parece tener bastante más de militar que de inteligencia; de todas formas, no todo se perdió, ya que Nyanaponika pudo aprovechar su reclusión para escribir varias de sus obras. Pero sigamos con las palabras de bhikkhu Bodhi:

"El ven. Nyanaponika no se dedicó a su meta de compartir el Dhamma a base de endulzar y diluir la doctrina original para que resultara más agradable al paladar. Sus interpretaciones del Dhamma siempre fluían del claro discernimiento personal de su esencia más íntima –las cuatro nobles verdades y las tres características de la existencia– y se cimentaban en un sólido respeto por la tradición de comentarios que nos ha llegado de los antiguos Theras. No sólo basó sus obras en una erudición cabal y concienzuda, sino en una penetrante comprensión de la condición humana que hundía sus raíces en una profunda empatía hacia sus hermanos, los seres humanos. De ahí que sus libros y ensayos vayan más allá de la repetición de formulaciones cansinas y estereotipadas de la enseñanza; refractan el Dhamma a través del prisma de una mente occidental muy aguda, moldeada por las mejores cualidades del acervo intelectual europeo, y lo presentan de tal guisa que pueda enseñar, transformar y edificar a sus lectores hasta el núcleo mismo de su ser.

"Su comprensión de las enseñanzas del Buda era tan exhaustiva como profunda, tan vitalmente directa como sistemática y ordenada. Desde su punto de vista, el Dhamma ofrece una ética sublime que puede proporcionar una base psicológica, en vez de teológica, para la moral. Encontraba la enseñanza plenamente aceptable a la luz de las exigencias más críticas del pensamiento racional, y sin embargo capaz de proveer sustento para alimentar nuestra vida emocional, tan gravemente empobrecida por el objetivismo científico y el consumismo económico. Por encima de todo, ponía énfasis en la importancia del auto-conocimiento, la auto-transformación interna y el papel de la meditación budista como medio para conocer, desarrollar y liberar la mente. Su libro El corazón de la meditación budista, traducido a siete idiomas, sigue siendo hoy, 33 años después, el relato contemporáneo más claro, más concienzudo y más convincente del camino de atención plena del Buda".

Quince años después de esta necrológica, es decir, casi medio siglo después de que se escribiera el libro, el juicio de bhikkhu Bodhi sigue manteniéndose en pie. ¡Ojalá hubiera más Nyanaponikas entre nosotros!

Nyanaponika Thera 1/3

A continuación, la emotiva necrológica escrita por un monje Theravada occidental, bhikkhu Bodhi, para su maestro Nyanaponika Thera, una figura legendaria de los tiempos en que el budismo aún era prácticamente desconocido en Occidente: toda una referencia por ser alguien que entró en el Dharma cuando apenas había precedentes ni recompensas sociales por hacerlo pero sí costes formidables (al igual que Lama Govinda, llegó a estar internado en un campo de prisioneros inglés en la India durante la Segunda Guerra Mundial, al resultar sospechoso debido a su origen alemán), que absorbió e integró a fondo las enseñanzas hasta hacerlas suyas y que dedicó su vida a difundir y compartir lo aprendido en beneficio de los demás. Quizá no sea una figura muy recordada hoy, pero es sano echar la mirada atrás y ver qué comienzos tan modestos y sacrificados, pero también puros, tuvo este budismo que hoy amenaza con morir de éxito:

"En la hora previa al amanecer del miércoles 19 de octubre de 1994, nuestro estimado presidente fundador y patrono, el venerable Nyanaponika Mahathera, ha muerto apaciblemente en su residencia, la ermita del bosque de la Reserva Udawattakele, en Kandy (Sri Lanka). Su muerte tuvo lugar el último día de Vassa, el retiro anual de las lluvias que los monjes budistas observan desde los días del Buda, en la quietud del bosque que tanto amaba, antes de que los chillidos de los murciélagos frugívoros o el parloteo de los monos pudieran anunciar la cercanía del alba. Tres meses antes, el venerable Nyanaponika había celebrado su 93 cumpleaños, frágil pero aún con una notable buena salud para su edad avanzada. A finales de agosto, sin embargo, la rueda del envejecimiento se aceleró rápidamente, abriendo la puerta a una combinación de enfermedades que dos meses más tarde llevaron a su fallecimiento.

"La muerte del ven. Nyanaponika marca el final de una época, tanto en los anales del encuentro de Occidente con el budismo como en la historia de la Buddhist Publication Society (BPS). Entre los budistas occidentales era quizá el último superviviente de lo que podríamos llamar la “segunda generación” de pioneros, que incluía a los que trabaron su primer contacto con el Dhamma en las décadas de 1920 y 1930. Ordenado como pupilo de la ilustre figura del ven. Nyanatiloka Mahathera en 1936, el ven. Nyanaponika fue durante décadas el monje budista Theravada de origen occidental más antiguo del mundo. El día de su muerte acababa de cumplir su 57ª temporada de lluvias como miembro de la Sangha. Era también uno de los cuatro “grandes mentores, adornos de la Enseñanza” (maha mahopadhyaya sasanasobhana) de Amarapura Nikaya, la fraternidad monástica a la que pertenecía.

"A través de sus propios escritos y de su cargo editorial en la BPS, el ven. Nyanaponika desempeñó un papel de gran trascendencia a la hora de encontrar una expresión apropiada para el budismo Theravada en la segunda mitad del siglo XX. Dotado de una inteligencia incisiva, una honda comprensión del Dhamma y una extraordinaria sensibilidad a las necesidades de sus hermanos humanos, tanto en sus escritos personales como en su política editorial intentó articular una visión de las enseñanzas del Buda que pusiese de relieve su relevancia, crítica para la humanidad en la época actual. Las primeras décadas del siglo aportaron el trasfondo de esta visión: para sus años de madurez, había sido testigo de dos guerras mundiales (una de las cuales supuso el exterminio en masa de su propio pueblo ancestral, los judíos europeos), innumerables conflictos de menor escala y el derrumbe del sentido existencial en las vidas de tantas personas amables y de buenas intenciones. Contra este telón de fondo, siempre intentó enfatizar, desde distintos ángulos, aquellos aspectos de las enseñanzas del Buda que les hablaran de la manera más directa y significativa a los hombres y mujeres que buscaban en serio una dirección espiritual clara. Sus obras, aunque escuetas y compactas en su expresión, constituyen una verdadera “Guía para los perplejos” en esta época de confusión en la que a menudo parece como si la única alternativa al materialismo rampante y el fundamentalismo religioso fuera el desconcertante popurrí de sectas y modas que conforman el supermercado espiritual".