martes, 26 de septiembre de 2017

Preparados, listos...

A menudo los poetas y artistas expresan ideas y experiencias que resuenan con el Dharma. Estas palabras de Mary Oliver se dirigen a los aspirantes a poeta, pero también se pueden aplicar perfectamente al camino de las meditaciones y prácticas budistas:




Si Romeo y Julieta se hubiesen citado en el huerto bañado por la luz de la luna, con todos los peligros y la dulzura de la conspiración, y luego la mayoría de las veces no se hubiesen encontrado –porque uno u otro se retrasara, o tuviese miedo, o estuviese ocupado en otra cosa– no habría habido romance, ni pasión, ni nada del drama por el que los recordamos y celebramos. Escribir un poema no es diferente –es como un amorío posible entre algo parecido al corazón (esa fábrica de emociones valiente pero tímida también) y las destrezas aprendidas de la mente consciente. Si ambos hacen citas entre ellos y las mantienen, algo empieza a ocurrir. O, por el contrario, si hacen citas pero se despreocupan y a menudo no las mantienen, puedes contar con que no va a suceder nada.

La parte de la psique que trabaja en concierto con la conciencia y suministra una parte necesaria del poema –el calor de la estrella, en contraposición a la forma de la estrella, por poner una imagen– existe en una zona misteriosa de la que no hay mapas: no es inconsciente, ni subconsciente, sino cautelosa. Rápidamente se da cuenta de qué tipo de cortejo va a ser. Supón que prometes sentarte a tu escritorio por las tardes, de siete a nueve. Ella espera y observa. Si estás ahí de manera fiable, empieza a mostrarse –pronto empieza a llegar cuando tú llegas. Pero si estás ahí solo de vez en cuando y a menudo te retrasas o te distraes, aparecerá fugazmente o no aparecerá en absoluto.

¿Y por qué iba a aparecer? Puede quedarse callada toda la vida. Y de todas formas, ¿quién sabe lo que es –esa parte nuestra salvaje y sedosa sin la cual ningún poema puede estar vivo? Pero esto sí que lo sabemos: si queremos que inicie una relación apasionada y le dé voz a lo que hay en su porción de tu mente, más vale que tu otra parte responsable y decidida sea como Romeo. No importa si hay riesgos en las inmediaciones –el riesgo siempre acecha en algún lugar. Pero no se involucrará a menos que haya perfecta seriedad.

Para el aspirante a escritor de poemas, esto es lo primero y más importante que debe entender. Va antes de cualquier otra cosa, incluso de la técnica.