domingo, 7 de enero de 2024

El silencio es de oro

Aquí va una historia tradicional sobre nuestra propensión a enganchar la mente y enzarzarnos en disputas, como hemos comentado en la sesión de hoy:

 

Cuatro novicios Zen que eran amigos íntimos se habían prometido observar siete días de silencio absoluto. Al primer día todos permanecieron en silencio. Su meditación había arrancado de manera auspiciosa, pero cuando se hizo de noche y las lámparas de aceite empezaron a agotarse, uno de los estudiantes no pudo evitar decirle a un sirviente: “Rellena de aceite esas lámparas”.

El segundo estudiante se sorprendió de oírle hablar al primero: “Se suponía que no íbamos a pronunciar ni una palabra”.

“Sois idiotas los dos. ¿Por qué habéis hablado?”, preguntó el tercero.

“Yo soy el único que no ha hablado”, concluyó el cuarto.