martes, 22 de diciembre de 2015

Un gran SÍ a la vida

Hay que saber algo de inglés y/o francés para seguirlo, pero ¿cómo dejar pasar esta joya?

https://drive.google.com/file/d/0B2-YLD_ShQYAck1TSkdIVDl5UnM/view

¿Cómo reconciliar que los que perpetraron la barbarie del Holocausto y los que la sufrieron eran miembros de la misma especie? ¿No parece inconcebible?

Buda dijo: "En este mismo cuerpo de una braza de largo junto con las percepciones y los pensamientos, proclamo el mundo, el origen del mundo, el fin del mundo y el camino que lleva al fin del mundo". En el teatro del cuerpo surgen tanto el sufrimiento como la liberación. Samsara y nirvana van de la mano.

Solo unos pocos, como Alice Herz-Sommer, son capaces de abrirse al cielo tras haber atravesado los abismos del infierno e incluso de reconocer algo de ese paraíso en medio del sufrimiento atroz de los campos de concentración.

Por suerte para nosotros, hay vías como el Dharma que nos ofrecen la oportunidad de acercarnos a esa experiencia de liberación sin tener que pagar el salvaje tributo de Mara en forma de sufrimiento y luego intentar recomponer las piezas de nuestra vida, cicatrizar las heridas y aprender a perdonar.

¿Cómo fue capaz Alice Herz-Sommer de sobrevivir al campo de concentración y, más aún, convertirlo en una vía para profundizar en su humanidad? Por la música.

He aquí lo que escribió Shanjian Dashi sobre la música. No creo que se pueda definir mejor:



¿Cuáles son las verdaderas raíces de la música? Extrañamente, están en la condición humana que se llama “unidad”. ¿Qué significa eso exactamente? Significa que el ser humano es un animal social, pero no social a la manera que se refleja en nuestra sociedad, sino social en el sentido de que realmente está unido con todos los demás seres. Está unido en espíritu y energía, pero por desgracia separado por su cuerpo y su mente, que insisten en el individualismo de la dualidad. Así pues, el ser humano está sumido en una extraña paradoja, insistiendo en su individualidad en una dimensión y buscando la unidad que ha perdido en otra.



La verdadera música, el arte y la danza son en realidad un intento de reunificar la mente y el cuerpo de todos los seres. En parte es un lamento y en parte, gran alegría y asombro. Es una voz del interior de los que sienten esta unidad pero lamentan su no universalidad. Es para el artista una afirmación de esta unidad, una afirmación de la gloria y el asombro de este potencial. Es una manera de comunicar la base de la vida, de la alegría, de la compasión, del amor benevolente y también de la ecuanimidad. Es sumamente budista. Es algo trascendental.



Vivida así, la música es expresión y fuerza catalizadora de la unidad con todo lo que existe; ése es su potencial. No hace falta ser budista para sentirla así. De hecho, aunque la protagonista de este documental no oyera nunca en su vida una palabra del Dharma, aquí ofrece una auténtica lección del Dharma natural, ése que no entiende de títulos o linajes sino que va directo al corazón de la experiencia humana. Y ante ese Dharma sin dueño me quito el sombrero y hago una profunda reverencia.

Namasté.


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