miércoles, 8 de octubre de 2014

En la muerte de un conocido



Ayer me anunciaron que había muerto en accidente en el mar una persona que conocía. Nunca llegué a conocerlo bien, la verdad, pero parecía un tipo muy majo a pesar de que la primera vez que hablamos, en una cena en casa de un amigo común, discrepamos sobre la caza. Si eso ya tuvo poca importancia entonces, imaginaos ahora. Es un buen recordatorio para no quedarse enganchado en las nimias irritaciones de la vida diaria, sino soltarlas y estar a lo que cuenta de verdad.

Noticias como ésta nos arrojan abruptamente a la intemperie, donde nuestras creencias y valores, actos y planes quedan expuestos a la luz inclemente de saber que nuestro tiempo es limitado. Pero la intemperie también es buen lugar para aprovechar la vista panorámica y reorientarnos para vivir mejor los momentos que nos queden sobre esta tierra, tan llena de vida como de muerte.

El maestro Shanjian siempre solía decir que “si entiendes, no hay nada que perdonar”; si comprendemos de verdad, desde dentro, no hay espacio para la amargura o el reproche –no importa si es a otra persona o al universo entero, que tan injusto parece a veces. En cambio, si no entendemos, vamos dando tumbos sumidos en la confusión y el pesar, como decía Laozi. Comprender de corazón no es fácil y requiere esfuerzo, pero siempre podemos hacer nuestro ese camino.

En China llevan viviendo y muriendo tanto tiempo como en Occidente, y sin embargo hay indicios que apuntan a que algunos sabios lo hacían mejor que nosotros:

Si buscas una imagen de la vida y la muerte
El hielo y el agua son la verdadera ilustración.
El agua se congela y se vuelve hielo;
El hielo se derrite y de nuevo se vuelve agua.
Lo que ha muerto ciertamente nacerá otra vez,
Lo que ha nacido debe morir.
El hielo y el agua no se dañan el uno al otro;
Tanto la vida como la muerte están bien.

       *    *    *
Vacía la mente de todo pensamiento.
Permite que el corazón esté en paz.
Observa el tumulto de los seres
Pero contempla su regreso.

Cada ser separado del universo
Regresa a la fuente común.
Regresar a la fuente es serenidad.

Si no eres consciente de la fuente,
Vas dando tumbos sumido en la confusión y el pesar.
Cuando te das cuenta de dónde vienes,
Naturalmente te vuelves tolerante,
Desinteresado, divertido,
Amable como una abuela,
Digno como un rey.
Inmerso en el asombro del Dao
Puedes lidiar con cuanto la vida te traiga,
Y cuando llega la muerte, estás preparado.

Espero que todos sepamos aprovechar ocasiones como esta para ahondar en nuestra comprensión de la muerte y de la vida, a pesar del dolor que conllevan. 

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