jueves, 26 de junio de 2014

El Mantra de la Gran Compasión



¡¿Cómo no me había dado cuenta antes?! Al hilo de la entrada anterior, el Mantra de la Gran Compasión (Mahakaruna Dharani en su nombre sánscrito o Dabei Zhou en chino) es una oportunidad magnífica de convertirnos en dinamos del Dharma.

Los tres tomos del comentario de Shanjian Dashi explican cómo hacerlo. Y es que, a diferencia de las banderas y los molinos de oraciones sembrados por todo el Himalaya, en este caso hay una mente y cuerpo humanos que entonan el mantra y lo proyectan en todas direcciones, hacia fuera y hacia dentro, con la energía de la propia fuerza vital. Eso está muy, pero que muy lejos de ser algo meramente mecánico que produce efectos mágicos por simple repetición y por eso hace falta explicarlo bien, para alcanzar una comprensión interna de lo que es el mantra, cómo funciona y por qué. Ahora tenemos la suerte de contar con un texto que lo expone de manera clara y comprensible, sin artificios ni misterios (con un poco más de suerte, dentro de un tiempo no muy largo tendremos también versiones traducidas al español).

Así que ya he empezado a practicar con el mantra, camino de las 10.800 veces que la tradición establece como necesarias para desplegar toda su eficacia, como quien se enfrenta a la ascensión de una montaña altísima, casi inalcanzable, con la cumbre velada por la niebla... pero con el recuerdo del maestro y el bodhisattva Sahasrabhuja en el corazón y animado por la certeza de que al recitar el mantra correctamente se hace un mayor servicio que todas las banderas y molinos de oraciones, porque lo impulsa la fuerza de la vida que se abre a la magnificencia de la compasión, el amor benevolente y la alegría budistas.

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