domingo, 19 de diciembre de 2010

Siete Flechas (4)


Los Escudos


Para entender la Danza del Sol, debemos obtener primero una Comprensión de los Escudos. Mi Padre, que se llamaba Hyemeyohsts y que me dio su Nombre, fue un Constructor de Escudos y mi Maestro. Hyemeyohsts me enseñó la creación de muchos Escudos Personales. También me enseñó la construcción, el Pintado y los Caminos de Medicina de los otros Escudos: los Escudos de los Hombres, los Escudos de las Mujeres, los Escudos de los Niños, los Escudos de la Paz, y los Escudos Sagrados. Ese fue el Regalo que me dio Hyemeyohsts, igual que había sido su Regalo de parte de sus Padres y del Poder de la Medicina, el Gran Espíritu. Es el Regalo de Miaheyyun a todos nosotros, para que juntos podamos aprender y convertirnos en Danzarines del Sol.
            En un principio, había Doce Escudos Sagrados. En la época de la Renovación anual se reunían estos Doce Escudos y se les colocaba entre las Doce Barras Bifurcadas que forman el círculo exterior de la Tienda de la Danza del Sol, el Hogar del Pueblo. Pero estos Doce Escudos Sagrados no se juntaban nunca excepto en la época de la Renovación. Nunca estaban al cuidado de una sola Tribu, sino que se pasaban de un Pueblo a otro.
            Si un hombre o una mujer aspiraban a recibir un gran honor en su vida, podían intentar convertirse en Guardián de uno de estos Escudos Sagrados. En ningún momento podía haber más de Doce de estos Guardianes de los Escudos de Luz. Estas personas eran las más poderosas y respetadas entre el Pueblo. Eran los Sanadores, los Adivinos y los Maestros. Eran ellos los que llevaban los Escudos Sagrados de campamento a campamento y de Tribu a Tribu. Una vez le pregunté a mi Padre, Hyemeyohsts, por estos Escudos. Me contestó, “Sobre la Tierra hay Doce Grandes Tribus. Dos de esos Pueblos son el Pueblo Indio. Los otros Diez son los Otros Pueblos de la Tierra. Estos Doce Pueblos son los Escudos Sagrados”.
            Los Escudos de los Jefes se relacionan con los Escudos Sagrados, en cuanto que cada uno cuenta parte de la historia de los Escudos Sagrados. Hay Cuarenta y Cuatro de estos Escudos de los Jefes. Como los Jefes eran Jefes de Paz, y como sus Escudos se utilizaban para Enseñar sobre los Escudos Sagrados y el Camino de la Danza del Sol, a esos Escudos se les conocía también como Escudos de Paz o Escudos de Enseñanza.
            Entre el Pueblo, toda persona poseía un Escudo de una u otra clase. Una de las cosas más importantes que hay que entender sobre estos Escudos es que nunca tuvieron el propósito de servir como protección física en la batalla. No estaban hechos para desviar flechas ni balas, ni para que las personas se escondieran detrás de ellos. Por lo general, eran demasiado finos y frágiles para eso. A veces estaban hechos con las duras pieles de osos o búfalos, pero más a menudo sólo estaban recubiertos con suaves pieles de ciervos, antílopes, coyotes, nutrias, comadrejas e incluso ratones. Luego se les colgaban plumas, bolsas de cedro, borlas de pelo animal, y muchas otras cosas. También se les pintaban varias figuras simbólicas.
            En el caso de los Escudos Personales, todas estas cosas diferentes representaban las Medicinas individuales y los Signos del Clan de los hombres que los llevaban. Estos Signos anunciaban quién era el hombre, qué intentaba ser, y cuáles eran sus amores, miedos y sueños. Casi todo lo concerniente a él estaba escrito allí, reflejado en el Espejo de su Escudo.
            Los Escudos Personales de los Hombres se fabricaban por primera vez y se les entregaban tras su Búsqueda de la Visión. A su vuelta de la Búsqueda, les contaban sus experiencias a cuatro Padres Espirituales escogidos. A veces, estas experiencias podían incluir visiones auténticas, pero más a menudo el Buscador tenía simplemente experiencias y pensamientos normales. Entonces, sus Padres interpretaban estas experiencias, fueran las que fueran, en términos de lo que reflejaban sobre el carácter y las Medicinas del Buscador. Luego, le daban un Nombre que representaba simbólicamente estas cosas, y le hacían un Escudo que reflejaba visualmente estos mismos significados simbólicos.
            Estos Escudos los llevaban los Hombres entre el Pueblo para que cualquiera que se los encontrara pudiera conocerlos. Incluso cuando descansaban en sus tiendas, los Escudos se quedaban fuera donde todos pudieran verlos. Podían estar colgados junto a la puerta de la tienda, o arriba cerca de la salida del humo, o en un trípode junto a la tienda, según el Camino de Medicina de cada persona. Pero siempre se les dejaba fuera, donde el Pueblo podía verlos y aprender de ellos.
            Las mujeres también llevaban los Signos de Medicina de manera que se los viera, por lo común en forma de dibujos simbólicos hechos con agujas de puercoespín o cuentas en sus vestidos o cinturones. El Cinturón de la Mujer solía ser el más importante de sus Escudos. A menudo era su único Escudo, ya que no todos los Pueblos tenían Escudos de Vestido y de Cinturón a la vez. Estos Cinturones tenían un diseño enteramente simbólico. Normalmente, contenían los símbolos de las Sociedades de Hermandad entre las que vivían las mujeres, como la Sociedades del Cachorro de Zorro, de la Pezuña Temblorosa, del Perro Loco, del Coyote o de la Lanza Pintada. A estos Signos se les añadían los de la Familia Espiritual de la mujer, su familia de sangre, y los de sus Medicinas personales, o su Nombre.
            A los parientes del Clan Espiritual de la mujer se les llamaba sus Padres del Clan, Madres del Clan, Tíos del Clan, y Hermanos y Hermanas del Clan. Era con estas personas con quienes tenía los lazos y responsabilidades más estrechas. Sus Padres, Madres y Tíos del Clan devolvían estas responsabilidades de manera recíproca a sus Hijos Espirituales. Por este motivo, los matrimonios entre los distintos Pueblos llevaron a que la tradición de los Escudos se difundiera a lo largo y ancho. La Hermandad de los Escudos creció y se hizo muy fuerte entre el Pueblo. Fue una época de gran paz y Renovación Espiritual. Fue la época de la Rueda de la Medicina, la Danza del Sol.

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