jueves, 15 de septiembre de 2016

Dejo que fluya, sin empujar con la mente

Una enseñanza de Shanjian -breve, pertinente y sobre todo útil, como siempre en él. Como en otros aspectos del Dharma, es fácil de leer y comprender intelectualmente, pero ¡qué distinto es llevarlo a la práctica! Aye, there's the rub... Solo la combinación de lectura, práctica y atención plena me puede ayudar a establecer el círculo virtuoso de retroalimentación que lo integre de verdad en mi vida como algo real, no fingido:

Siempre es difícil aprender algo cuando sobrevienen las dificultades o la pérdida. Pero es un error implicar al intelecto consciente en esa búsqueda. La razón es que el intelecto busca consuelo para su identidad y así los problemas no hacen más que racionalizarse.

En vez de eso, debemos aprender a confiar en la naturaleza, es decir, a escuchar a la voz interna de la Fuerza de la Vida y no a las voces de la identidad.

Esa voz interna no ofrece palabrería vana y consuelo, sino que provee experiencias que, cuando se traducen en la cognición, aportan una mayor confianza en la sabiduría natural de mente y cuerpo que:

1) no tiene apego y deseo, ni tampoco busca la permanencia en nada sino que admite que el cambio es la verdad eterna;

2) admite que no hay un “yo” real y que la verdad es que estamos conectados por un hilo natural e invisible a todos los seres vivos y que somos poco importantes en el esquema global de las cosas excepto para nuestra identidad viciada;

3) que la vida no tiene un sentido ulterior porque la naturaleza sólo necesita un impulso, que es simplemente mantener la Fuerza de la Vida con independencia de especies o individuos;

4) que la vida es conflicto, no paz, y que ese conflicto, cuando no es parte de la identidad, sirve al progreso natural de la evolución;

5) que el caos es el estado natural de todas las cosas, y que el orden que vemos es parte de nuestras herramientas naturales que ayudan a la Fuerza de la Vida a perpetuarse.

Así pues, cuando nos damos cuenta de que hay estrés, miedo, pánico, dificultades y todo tipo de problemas, así como impermanencia, ausencia de existencia real, ausencia de sentido, conflicto y caos constantes, entonces podemos entender que nuestra visión de la permanencia, la identidad, la búsqueda de paz y orden no es más que una reacción habitual para avanzar en la turbulencia creada por nuestras propias mentes. Cuando vemos que es así, quedamos libres de las cadenas de la mente y dejamos con ecuanimidad que la naturaleza tome el control de nuestras vidas, asistida por la mente como herramienta y divorciada de la identidad.

Bien, en estos momentos de zozobra la lección es observar con calma la verdad de la naturaleza y confiar en ella con ecuanimidad. No es fácil, es verdad, pero es correcto y natural y es lo mejor que puedes hacer, porque elimina toda ansiedad y miedo de la mente manchada humana.

Éste es el mensaje y la verdad que deberías aprender e intentar comunicar a todas las personas que están sufriendo en tu entorno en este momento. La identidad sufre, mientras que la verdad es la que libera a la mente encadenada. Tal como declaraban los antiguos Vedas indios, “La verdad te encontrará, no hace falta que la busques”.

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