martes, 26 de enero de 2016

Nada es verdad

Estoy empezando a leer las memorias de Oliver Sacks, el neurofisiólogo inglés fallecido hace poco, y me estoy encontrando pasajes fascinantes para los que seguimos el Dharma. Aquí menciona unas gafas de visión invertida que yo solo conocía por Shanjian, y lo que cuenta me parece simplemente alucinante --aparte de ser una confirmación de las enseñanzas que hemos recibido sobre las capacidades y limitaciones de la mente:

   Aunque yo no iba a licenciarme en psicología, a veces asistía a alguna clase de ese departamento. Fue allí donde vi a J.J. Gibson, un atrevido teórico y experimentador de psicología visual, profesor en Cornell, que pasaba en Oxford su año sabático. Gibson había publicado hacía poco su primer libro,
La percepción del mundo visual, y le encantaba dejarnos experimentar con gafas especiales que invertían (en un ojo o en ambos) lo que veíamos normalmente. Nada era más extraño que ver el mundo al revés, y sin embargo, con los días, el cerebro se adaptaba y reorientaba su mundo visual (que entonces volvía a aparecer cabeza abajo cuando uno se quitaba las gafas).
   También me fascinaban las ilusiones visuales; me demostraban que la comprensión intelectual, la intuición e incluso el sentido común nada podían contra la fuerza de las distorsiones perceptivas. Las gafas de inversión de Gibson mostraban el poder de la mente a la hora de rectificar las distorsiones ópticas, mientras que las ilusiones visuales demostraban la incapacidad de la mente para corregir las distorsiones perceptivas.

Lo que sugiere esta reflexión es que hay funciones recónditas de la mente que son capaces de realizar trucos asombrosos con tal de ayudar a la supervivencia, mientras que la mente cognitiva, esa facultad útil pero limitada que solemos tomar por nuestro "yo" auténtico junto con la conciencia, está sujeta a distorsiones de las que no puede liberarse por sus propios medios.

El siguiente extracto (anterior en el libro) también recuerda a enseñanzas y experiencias que conocemos sobre el carácter compuesto y construido de la percepción visual:

   Cuando conseguí mi beca para ir a Oxford, me enfrenté a una elección: ¿debía atenerme a la zoología o seguir el preparatorio de medicina y cursar anatomía, bioquímica y fisiología? Era sobre todo la fisiología de los sentidos lo que me fascinaba: ¿cómo vemos el color, la profundidad, el movimiento? ¿Cómo reconocemos las cosas? ¿Cómo conseguimos interpretar el mundo de una manera visual? Esos temas me habían interesado desde una edad temprana, pues padecía migrañas visuales. Durante un aura de migraña, además de los brillantes zigzags que presagian un ataque, a veces perdía la sensación del color, la profundidad o el movimiento, e incluso la capacidad de reconocer las cosas. Mi visión quedaba deshecha, deconstruida delante de mí de una manera aterradora pero fascinante, y luego se rehacía, se reconstruía, todo en cuestión de pocos minutos.

No son solo los recuerdos, sino las propias percepciones sensoriales también las que son agregados de elementos dispares, unidos de forma artificial por la mente para que podamos manejarnos en este mundo de ilusiones.

Estamos literalmente viviendo en una Matrix. Nada es verdad. ¿No es una pena sufrir entonces, tomándola por real?

Otro video más, este solo en alemán:

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