jueves, 30 de abril de 2015

Anicca: Terremoto en Nepal

Hoy se ha publicado esta viñeta en un periódico nacional.

Pensaba que El Roto entendía bien el budismo, pero al dibujar a Buda llorando aquí me parece que tengo que cambiar de opinión...  ¡Se me ha despistado por terrenos cristianos el hombre!

Los verdaderos Budas sonríen ante la impermanencia, la vacuidad, etc. Es una expresión de bienestar interno, no de indiferencia ni desprecio al sufrimiento de los demás (precisamente ese bienestar interno es lo que les permite ayudar a disolver el sufrimiento de los demás de forma natural y correcta, sin sufrimiento propio).

La conmiseración afligida de la mater dolorosa es muy occidental (la falsa compasión, como la llamaba Shanjian), pero ajena al Dharma.

En el Vajrayana (budismo tántrico del Himalaya), existe la práctica del mandala, que consiste en construir una figura simbólica geométrica con arena de colores como objeto de meditación.

Muchos occidentales adoran los mandalas como objetos de arte llamativos y exóticos. Lo que no todos saben es que el mismo ritual implica disolver el mandala, que suele suponer días enteros de trabajo, barriendo la arena hasta que no queda ni rastro de todo lo elaborado antes. Entre otras cosas, el mandala también es una práctica sobre la impermanencia.

Aquí hay un video resumen:


Entonces, lo ocurrido en Nepal es como la disolución de un mandala humano a gran escala. Una vez más, se demuestra que la base del budismo es la experiencia humana, no importa cuántas capas de adherencias culturales y religiosas lleve encima, desfigurando su verdadero rostro.

Saber eso, sin embargo, no debe anular cualquier impulso noble que sintamos de ayudar a los afectados por este cataclismo y otros, sino complementarlo con una mejor comprensión. Así, podemos ayudar sin sufrir nosotros mismos, porque ¿de qué sirve añadir nuestra aflicción al gran sufrimiento de los seres? Para disolver las tinieblas hay que aportar luz, no más oscuridad.

No hay comentarios: