lunes, 23 de diciembre de 2013

A mar revuelto...



La naturaleza es realmente asombrosa. Este vídeo muestra a unos delfines de la especie tursiops truncatus que usan una técnica de pesca nunca vista antes. Las imágenes dan fe de una inteligencia y una creatividad naturales que muchos creerían reservadas a los humanos.

Nadando por aguas poco profundas en el Golfo de México, los delfines localizan primero un banco de peces y luego uno de ellos lo rodea al tiempo que va golpeando el fondo con su cola, levantando así suficiente arena para formar un cerco alrededor del banco. Entonces, los peces se sienten acorralados por lo que parece una red que se cierra sobre ellos, saltan del agua para escapar y... caen en las fauces de los delfines, que les esperan con la boca abierta, casi con una sonrisa –ciertamente parecen divertirse mucho con esta arte de pesca. 



Quizá sea casualidad, pero los círculos que dejan en el agua me recuerdan mucho a los círculos Zen llamados ensō, trazados con la misma naturalidad cuando están bien hechos, sin identidad que los controle.

Qué distintos estos círculos de arena de las añagazas y encerronas que nos tendemos los humanos unos a otros cuando detrás hay alguien que quiere beneficiarse y medrar. En nuestra sociedad consumista y competitiva, hemos hecho de la media verdad un arte y de la argucia un estilo de vida. Pero todo es feo, forzado, ramplón, sin vuelo –por hablar solo de estética.

La naturaleza también engaña, cierto, pero no hay un “yo” que se aproveche de ello. En cambio, mira casi cualquier engañifa humana y captarás enseguida el tufillo de la identidad que se frota las manos y sale ganando con el trato, ya sea una persona, una empresa o un partido político.

El camino espiritual tampoco es una excepción. No es que las ropas exóticas, los rituales impactantes o los ambientes evocadores sean de por sí un indicio de mala intención, pero tampoco son garantía de nada y es fácil apegarse a ellos y despistarse. Eso sí, ante alguien que se adorna mucho al hablar u ofrece explicaciones nebulosas sin fundamento aparente, cuidado: en el mejor de los casos, no tiene las ideas claras, y en el peor, hay trampa por algún lado. ¿Son herramientas necesarias o una cortina de humo que te impide ver lo que está pasando y te puede llevar a saltar adonde menos te conviene?

Para mí, ésa es la enseñanza que estos delfines tursiops truncatus ilustran con elegancia insuperable: A río revuelto, ganancia de pescadores. Y a la inversa, podríamos decir que en la claridad de la comprensión, nadamos como pez en el agua.

Entender es esencial; por suerte, la explicación más sencilla también suele ser la más correcta. Lo que cuenta es la comprensión, y lo mejor es que sea serena, clara y natural. Un camino que te exija contorsiones de cualquier tipo probablemente no sea el más indicado para ti. Eso no desmerece al camino ni tampoco te rebaja a ti; simplemente se trata de encontrar el ajuste más apropiado para cada persona, usando la investigación libre y crítica que Buda recomendó en el Sutra de los Kalamas.

No hay comentarios: