domingo, 22 de abril de 2012

Entrevista con Helen Tworkov (1)


Esta entrevista se publicó en 1998 en la revista What Is Enlightenment? (WIE) en relación con el budismo, sobre todo Zen, en los EE UU (la “América” del texto). Es sorprendente que, siendo ya antigua y viniendo de otro país y otra cultura, explique tan lúcida y detalladamente fenómenos que también abundan en el budismo que se practica en España hoy por hoy. Por eso al final me he decidido a traducirla entera, por si puede servir de orientación y reflexión a quienes practicamos el Dharma en condiciones similares.

WIE: Has estado observando el panorama budista en los EE UU durante veinte años como practicante y en tu papel de editora de la revista Tricycle.

Helen Tworkov:  Sí, es mi culebrón favorito.

WIE: ¿Puedes decirnos algo sobre cómo has visto cambiar ese panorama?

HT: Ha habido grandes cambios. En estos días, la gente parece saber sobre el budismo, y parecen estar muy interesados en él. En este momento, no parece que sea antagonista para la sociedad de ninguna manera –para bien o para mal. En los años sesenta había un rechazo tremendo a la sociedad y una búsqueda de transformación personal y social, y no hay forma de separar la “explosión” budista que se inició en esa época en los EE UU de la guerra de Vietnam ni de las drogas. Realmente son inseparables. Había auténtica desesperanza con lo que estaba ocurriendo en Asia –las religiones con las que habíamos crecido en nuestra cultura judeo-cristiana simplemente habían fracasado a la hora de proporcionarnos algo de fuerza espiritual o moral– de manera que había una desilusión extrema con nuestro país. Muchos de los que empezamos a practicar entonces estábamos motivados por una combinación muy genuina de interés tanto en la transformación personal como en la social. Todo tenía que ver con el cambio –queríamos un cambio. Queríamos cambiarnos a nosotros mismos, queríamos cambiar nuestra sociedad y queríamos cambiar el mundo. Y creo que ese deseo venía de un sitio muy genuino.

WIE: ¿Ha cambiado eso con el paso de los años?

HT: Sí. Ahora mismo vemos a una generación totalmente nueva de gente que llega al budismo, pero si hay algún motivo colectivo entre ellos parecido al que había entre nosotros, no estoy segura de cuál puede ser. Nosotros fuimos una gran ola.
Teníamos nuestra música, teníamos nuestros libros, teníamos nuestros héroes y teníamos nuestras opciones en ese momento. Ahora veo corrientes mucho más sutiles que motivan a la gente que viene al budismo en la veintena, y no estoy segura de que ni siquiera ellos sepan cuáles son. No sé si se han juntado de manera que les haya permitido siquiera formular o articular un motivo colectivo. Hay una sensación tan tremenda de alienación en nuestra cultura. Creo que les gustaría sentirse parte de algo. Hay tan poca cohesión y tanta desintegración que, en cierto sentido, eso ha hecho que estos jóvenes estén más disponibles para el Dharma, más maduros para la posibilidad de descubrir un nuevo sentido de identidad que no esté empapado de una identidad cultural.

WIE: Históricamente, el budismo se ha tenido que adaptar cada vez que ha entrado en una nueva cultura, como por ejemplo, cuando el budismo fue desde la India al Tíbet, China y Japón. En el epílogo a la segunda edición de tu libro El Zen en América—

HT: ¡Ese epílogo me ha traído un montón de problemas! [se ríe].

WIE: Bueno, hiciste algunas observaciones fascinantes. En él pareces dar a entender que la adaptación del budismo a la cultura americana es cualitativamente diferente de cualquier adaptación que haya tenido que hacer antes. Porque al intentar echar raíces en América, el budismo se ha encontrado y ha tenido que adaptarse a una sociedad que, como dices, “se niega a reconocer o validar la experiencia de la iluminación”. ¿Podrías explicar qué es lo que querías decir con eso y qué es lo que has observado?

HT: ¿Quieres que hablemos de ello específicamente en términos de iluminación?

WIE: Sí.

HT: Bien, cuando empezamos a practicar, no sabíamos qué era la iluminación, y seguimos sin saberlo –no tenemos ni idea. Pero la manera en que pensamos sobre ello ha cambiado.
Si retrocedes a una época antes de los años ’60, ves que la práctica del Zen fue el primer tipo de budismo y el más extendido que adoptaron los nuevos budistas en este país. D.T. Suzuki tuvo un papel enorme a la hora de desarrollar y crear un clima para la práctica del Zen en América, y tenía mucho que decir sobre la iluminación. Él hablaba de satori y kensho [experiencias de iluminación]. Lo que ocurrió en este país es que desarrollamos todas esas ideas sobre la iluminación, sobre la vacuidad y sobre cuál era el meollo de la práctica Zen. Y luego nos llevamos una desilusión terrible con nuestros maestros. Eso ocurrió tras unos veinte años de práctica en los centros Zen. En esa época, también pasamos de estar en la veintena a tener cuarenta y tantos años. Pasamos a la edad adulta, mucha gente tuvo hijos, y entonces surgió una necesidad de descubrir cómo íbamos a vivir en esta sociedad nuestra con nuestras necesidades convencionales. Una de las diferencias mayores que hemos visto en América es que no ha habido un gran interés en el formato monástico.

WIE: Estás describiendo lo que ha ocurrido en la comunidad Zen en América, pero ¿dirías que ha ocurrido más o menos lo mismo en otras escuelas budistas de América también?

HT: Sí. Excepto que la tradición Zen siempre ha estado más afiliada con el formato monástico.

WIE: Has hecho algunas observaciones interesantes sobre la cultura americana y cómo lo que llamas el “materialismo laico” de América está influyendo en la manera en que la comunidad budista interpreta ideas como la iluminación y lo que significa llevar una vida iluminada. Hoy, por ejemplo, en las escuelas más populares del budismo occidental contemporáneo, los maestros y los practicantes hablan de llevar la iluminación a la vida diaria. El término “Zen cotidiano” quizá sea el que mejor simboliza esta escuela de pensamiento, aunque este concepto no está limitado al Zen. Algunas escuelas populares de Vipassana también se refieren a la “conciencia atenta en la vida diaria” –conciencia atenta en tanto estás empezando una relación, criando a los niños y ganando dinero. Mi pregunta es la siguiente: ¿Está dándole América una nueva forma al budismo de acuerdo con su propio programa laico y materialista? Los practicantes de la comunidad budista americana, ¿están intentando añadir la iluminación a sus vidas tal como son, sin cambiar nada?

HT: Sí, creo que así es. Claro, ése es el peligro que cualquier tradición del Dharma se va a encontrar aquí.
Queremos que el Dharma se amolde a nosotros; no queremos amoldarnos al Dharma. Ése es el estilo americano.

Había estilos de vida que se desarrollaron en países budistas que requerían que tú te amoldaras a “ello”, fuese lo que fuese ese “ello”.
Había valor en decir simplemente: “Me tengo que quitar este conjunto de ropas y ponerme ese conjunto de ropas. Me tengo que levantar a las 4:45 de la madrugada me guste o no”. Pero en este país, nuestra vida diaria se compone de decisiones interminables que son totalmente intrascendentes. ¿Te quieres comprar un Chevrolet o un Ford? Todo el día se nos pide que nos planteemos “¿Qué es lo que yo quiero?”. Claro, puedes descolgar tu ego y tu propio “yo” egoísta en medio de esta vida cotidiana. Pero tienes que ser un genio espiritual porque todo el día te están asaltando con un proceso de tomar de decisiones que refuerza y hace real al “yo” pequeño. Así que sí, puedes hacerlo, pero— 

WIE: La cultura no lo apoya.

HT: No, en absoluto, no.


2 comentarios:

fedewein dijo...

Hola. Acabo de terminar de leer tu blog y me puse al día. La verdad me gustó mucho. Te felicito por este lindo espacio.
Estás en face o en algún otro lado?
Saludos desde Argentina.
Fede

Jué-shān 崫 山 dijo...

Fede:

Gracias por tus palabras.

No estoy en Facebook ni tengo planes de estarlo en un futuro próximo, si lo puedo evitar (a lo mejor llegará el día en que nos obliguen a ello... Hasta entonces, resistencia pacífica).

Saludos