martes, 4 de agosto de 2009

El evangelio budista


"Evangelio" quiere decir literalmente "buena noticia"; no es patrimonio exclusivo de ninguna iglesia y en ese sentido lo uso aquí, aunque la alusión a los evangelios cristianos puede sacar a relucir (una vez más) la frugalidad comparativa del Dharma.

A menudo identificamos la enseñanza de Buda exclusivamente con el sufrimiento, pero su Dharma también proclama una magnífica noticia; de hecho, si no existiera esta premisa fundamental, ninguno de sus extremos tendría sentido. Como de costumbre, el Buda no se prodiga en vuelos poéticos, pero tampoco escatima palabras para asegurarse de que entendemos bien su mensaje:

"Hay, monjes, algo no-nacido, no-llegado a ser, no hecho, no condicionado. Si, monjes, no hubiera algo no-nacido, no-llegado a ser, no hecho, no condicionado, no se divisaría un escape de lo que es nacido, llegado a ser, hecho, condicionado. Pero dado que hay algo no-nacido, no-llegado a ser, no hecho, no condicionado, se divisa un escape de lo que es nacido, llegado a ser, hecho, condicionado".

Éste es el mensaje de esperanza que presenta el Dharma de Buda, en el cual se basa absolutamente todo el camino budista, desde las Cuatro Nobles Verdades al Óctuple Sendero y la cadena de la Originación Dependiente... y más allá.

Si no hubiera una salida, estaríamos condenados sin remisión. Pero la hay.

Hay sufrimiento... sí, pero hay una salida.

Hay enfermedad, vejez y muerte... claro, pero también hay una salida.

Y el Buda no estaba hablando aquí de pócimas milagrosas, elixires de la eterna juventud ni brebajes mágicos elaborados para estafar a los incautos.

Curioso, ¿verdad?

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