viernes, 14 de noviembre de 2008

Lama Anagarika Govinda

Recupero para el blog unas palabras de Lama Anagarika Govinda, tomadas del prólogo a The Psychological Attitude of Early Buddhist Philosophy (1961), por desgracia aún sin traducción española, que yo sepa:


“El Buda insistió en que su doctrina no se debía aceptar sólo en virtud de la fe ciega sino después de una investigación apropiada en la que la razón y la experiencia desempeñaban el mismo papel. Que este equilibrio no siempre se mantuvo en épocas posteriores queda ilustrado por el hecho de que, cuando la razón se impuso a la experiencia, degeneró en una escolástica seca, y cuando la experiencia se divorció de la razón, dio pie a interpretaciones incorrectas y superstición. Aunque la razón no es el juez último de la realidad, ni la lógica el único medio de acercarnos a la verdad, sin embargo, en tanto vivamos en el reino de las percepciones sensoriales y el pensamiento conceptual, debemos hacer uso de esas facultades como herramientas necesarias en nuestro intento de profundizar en la comprensión del mundo en que vivimos y de nuestra posición en él. Dado que nuestra conciencia y nuestras facultades de pensar y reflexionar –que caracterizan y diferencian al ser humano de todas las formas inferiores de vida– han evolucionado a partir de la matriz universal, debemos concluir que las leyes que gobiernan estas facultades deben reflejar en algún grado y ajustarse a las leyes del universo –una conclusión que parece confirmarse por la capacidad de la mente humana para formular leyes que predicen correctamente los movimientos de los cuerpos celestes, la reacción de los elementos químicos o el comportamiento de protones y electrones en compuestos nucleares sobre la base de principios matemáticos puros. En otras palabras: aunque la realidad va más allá de la razón humana, no tiene por qué contradecirla necesariamente.


“(…) Cuanto más veamos el budismo como un movimiento hacia una conciencia cada vez más plena de nuestro verdadero ser y lugar en el mundo, más nos acercaremos a la actitud primera del Buda, que no exhortó a las gentes a aceptar sus palabras como si fueran una verdad revelada sino que simplemente dijo: “¡Venid y ved!”. Ver, no obstante, significa más que la mera aceptación intelectual sobre la base de un raciocinio igualmente intelectual –significa experiencia individual, a través de la cual el conocimiento se convierte en parte viva de nuestro propio ser, es decir, en sabiduría genuina”.

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