sábado, 10 de mayo de 2008

Tormenta de ideas taoísta

Estamos en mayo y, tal como anunciaba el servicio meteorológico, llevamos dos días sumidos en una bienvenida borrasca de primavera, con lluvia insistente acompañada a ratos de un gran vendaval. Miro por la ventana y veo cortinas y columnas de lluvia que barren el paisaje como si de un tren de autolavado se tratara; pero luego miro dentro y veo manchas de humedad en las juntas de las ventanas y charcos de agua bajo las puertas, donde se ha filtrado empujada por las ráfagas de aire. Como un viejo galeón destartalado, la masía bicentenaria de Can Catarí hace agua por varios sitios bajo la tormenta. Y en esas estoy cuando me acuerdo de unas líneas de una reputada traducción del Daodejing:

Exprésate por completo,
y luego calla.
Sé como las fuerzas de la naturaleza:
cuando sopla, sólo hay viento;
cuando llueve, sólo hay lluvia;
cuando las nubes pasan, sale el sol.

Un momento, pienso: ¿qué está pasando aquí? ¿Acaso Laozi no sabía que la lluvia y el viento pueden ocurrir a la vez? ¿Vivía quizá en un microclima especial en el que ambos fenómenos nunca iban de la mano? ¿O es que el traductor se ha dejado llevar por una idea que le suena bonita pero que no corresponde a lo que escribió Laozi? Eso sería una pena, porque este tipo de trapacería deja al maestro taoísta y a su obra en muy mal lugar a ojos de cualquiera que tenga un mínimo sentido crítico.

En casos de duda como éste, ya se sabe: lo mejor suele ser acudir a las fuentes en vez de aceptar sin más lo que te cuentan otros. Bien, pues eso hago; busco la versión en chino del capítulo 23, recurro a los diccionarios y... ¿qué me encuentro? A primera vista, elementos parecidos pero que conforman un cuadro muy diferente. Aquí lo transcribo tal cual, en el estilo lo más crudo y pedestre posible, como los pieles rojas de las películas cuando parlamentan con el rostro pálido de turno, para dar una impresión de la textura del original:

parco palabra natural(mente)
instancia flotar/subir viento no terminar mañana
aguacero no terminar día
quién en esto agente
Cielo Tierra

Eso es todo: sintético como un telegrama, pero lleno de posibilidades. Esta evidencia sorprendente sugiere que la escritura china representa el mundo de forma muy distinta a la nuestra: como si fuera a brochazos, por decirlo de alguna manera, en vez de con una malla bien tupida y entrelazada. Sabemos que el Daodejing es especialmente parco y hermético a ese respecto; podríamos decir incluso que traducirlo se parece a elaborar un plato de cocina usando una receta que sólo te da los ingredientes pero ninguna instrucción sobre cómo combinarlos. En este caso, sin embargo, se ve que el traductor se ha tomado bastantes libertades en su trabajo, omitiendo ideas y añadiendo otras de cosecha propia.

Tampoco es de extrañar, y no sólo por la extraordinaria “apertura” del texto; casi parece como si entre los traductores del Daodejing hubiera una competición por ver no quién se acerca más a la verdad, sino quién acuña la versión más sugerente y capaz de inspirar arrebatos de ensoñación mística oriental a base de crear misterio donde no lo hay e incurrir en obviedades e incoherencias con tal de que parezcan reflejar alguna polaridad sutil del mundo. Y todo, para luego acabar naufragando en un modesto charco de agua bajo una puerta...

Lo curioso es que Laozi ya avisó de ese peligro, pero nadie parece haber reparado en ello. Y ¿qué es lo que dijo al respecto?

¡Ah!... Gran sorpresa. Viejo maestro terminar obra así:

fiable palabra no hermosa
hermosa palabra no fiable

Lector moderno mejor tomar nota.

Paz.

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