viernes, 18 de septiembre de 2009

¿Café para todos?

Cuando uno emprende esta aventura de la meditación y el descubrimiento interior es natural que se sienta desorientado por todas las ofertas que compiten por su atención con promesas explícitas o veladas, o incluso una vez que ya ha dado sus primeros pasos en la práctica formal. Por eso es tan sano fiarse del sentido común y aplicar en este terreno los mismos principios que en otras parcelas mundanas de la vida, donde nos sentimos más confiados con la experiencia que hemos acumulado de primera mano. Estas palabras, traducidas de un viejo manual americano sobre meditación, vienen a recordarnos que, por mucho que se ocupe de augustos temas espirituales, también la meditación tiene sus raíces en la tierra y debe responder los mismos criterios que valen para otras actividades humanas:

Un buen programa de meditación se parece en muchos aspectos a un buen programa de ejercicio físico. Ambos requieren de trabajo duro y repetido. El trabajo en sí a menudo es bastante tonto en su aspecto formal. ¿Qué puede ser más absurdo que levantar una y otra vez diez kilos de plomo, si no es contar tus respiraciones hasta cuatro una y otra vez –un conocido ejercicio de meditación? En ambos casos, el ejercicio se hace por el efecto que tiene sobre la persona y no por el objetivo de levantar plomo o contar respiraciones. Ambos programas deberían ajustarse a la persona en particular que los usa, con la clara comprensión de que no hay un solo programa que le encaje bien a todo el mundo.

Sería una estupidez ponerles el mismo programa de ejercicios a dos individuos que fueran muy diferentes en su constitución y condición física general, así como en la relación entre el desarrollo de sus aparatos respiratorio y circulatorio y el desarrollo de su musculatura. Pues es igualmente estúpido imponerle el mismo programa de meditaciones a dos individuos que difieran notablemente en el desarrollo de sus sistemas intelectual, emocional y sensorial y en las relaciones mutuas que se establecen entre estos sistemas.

Uno de los motivos por los que las escuelas formales de meditación práctica tienen un porcentaje tan elevado de fracaso entre sus estudiantes –aquellos que obtienen poco fruto de las prácticas y abandonan la meditación por completo– es que la mayoría de las escuelas tienden a creer que sólo hay una manera de meditar correcta para todos y que, por una curiosa coincidencia, da la casualidad de que es la que ellos emplean.


Es sorprendente que una idea tan claramente absurda como “Ésta es la forma correcta de meditar para todos” goce de predicamento alguno entre los seguidores de cualquier escuela, por mucho que en apariencia la pueda avalar una profusión de parafernalia esotérica o el prestigio de una tradición de siglos; pero así es, también en el budismo de hoy. Y no siempre hay que atribuir esa creencia a la mala fe. A menudo, uno tiene la sensación de que estos maestros del “café para todos” simplemente no han tenido la suerte de cruzarse en su camino con alguien que les explicara las varias prácticas disponibles en el Dharma, diseñadas según los temperamentos básicos. Al enseñar como les enseñaron a ellos, lo único que hacen es perpetuar una cadena de errores que heredaron de sus propios maestros. ¿Culpables? No, siempre que no haya mala fe en ello. ¿Responsables? Sí, sin duda, porque al final quienes salen perjudicados en este extravío son sus estudiantes, que pueden verse condenados al estancamiento y la frustración si se adentran en una práctica no apropiada para ellos. Y eso es algo que cualquier maestro honrado tendría que evitar o al menos corregir, aunque sea a costa de perder estudiantes.

No es el estudiante el que tiene que amoldarse al método, sino el método al estudiante –no a sus caprichos, por supuesto, sino a su naturaleza interna, que se refleja de manera sutil en su comportamiento y que un maestro perspicaz y bien entrenado puede discernir para luego encauzarla por el curso de prácticas más indicado.

Por eso resulta tan estimulante el florecimiento del budismo chino, con sus casas del Chan adaptadas a cada uno de los temperamentos básicos y, además, con la abierta promiscuidad reinante más allá de las formas oficiales entre esos modelos y otras escuelas como Tiantai, Tierra Pura o incluso Dao. No era raro en esos días que los estudiantes pasaran tiempo con varios maestros, aprendiendo de una combinación de fuentes sin preocuparse del fetichismo de los linajes; como la filiación se establecía de manera natural e interna, no había necesidad de insistir en formalismos exteriores. Ahora bien, que hubiera este espíritu de cooperación entre grupos y maestros no quiere decir que las diferencias entre unos y otros no fueran claras. La enseñanza no era una sopa boba consensuada para evitar polémicas y dispensada mansamente por clones confabulados. Compara los estilos de maestros Chan como Yunmen y Fayan y verás qué distintas pueden ser dos vías para subir a la misma montaña; esos tipos estaban llenos de vida y entregados a la misma tarea y a la vez eran enormemente diferentes, únicos, en su enfoque. Si por ejemplo alguien de temperamento sensible caía por el monasterio de Yunmen, antes o después lo dirigirían a otro lugar más apto para él –probablemente doliéndose aún del garrotazo del maestro.

Pero... no vivimos en China y además la edad de oro del Chan hace tiempo que pasó, así que si queremos mantener ese espíritu no nos queda otra que buscar alternativas. Probablemente hoy no existan más que contadísimos maestros que hayan tocado de verdad la experiencia fundamental del Dharma; muy pocos que sepan nada de los temperamentos, ocultos como están en las enseñanzas tras un lenguaje metafórico; y pocos que entiendan otros modelos de meditación aparte del que consideran suyo. ¿Qué hacer si quieres internarte en su compañía por alguna senda de este bosque en penumbra? Caminar sin miedo, desde luego, pero con ojos y oídos bien abiertos y, si hay algo que chirría, planteárselo sin tapujos al maestro. Si su respuesta consiste en fórmulas fijas e inflexibles que no atienden a lo particular de tu caso, mala señal. La función del maestro y del método es servirle al estudiante y no al revés, como suele suceder. Pero esa verdad tiene otra complementaria: que la función del estudiante también es investigar a fondo al maestro y al método para determinar a ciencia cierta si son los adecuados para guiarle hasta la otra orilla. Si vemos nuestro propio viaje en el contexto correcto, como algo que no sólo nos concierne a nosotros sino a todas las personas que se pueden beneficiar en el futuro si lo completamos, ésa es una responsabilidad que tenemos en varios frentes y de la que no debemos abdicar nunca.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy buena tu reflexión, yo pienso que no siempre es café para todos, gracias por compartirla. Te sigo.

Jensen dijo...

Hola, soy nuevo por aquí. Me surge una duda respecto a la "practica".

¿Por qué? :) Es decir, el devenir, el mismo concepto de tiempo, de progresión, de evolución ¿no es acaso algo imbricado en el mismo pensamiento? ¿No forma parte de éste, del pasado, de lo que conocemos? “Las cosas han de evolucionar para conseguirlas” ¿Por qué? ¿Por qué he de seguir algo, un sistema, unas formas, un dogma (por muy loables que sean sus intenciones) para ver con claridad? ¿Por qué no puedo ‘ver’ ahora -no dentro de unos años cuando medite mucho- ¿No son los sistemas -incluído propio el sistema para alcanzar la iluminación- parte del problema? ¿Por qué he de confiar en el tiempo, si ha demostrado inútil para resolver nuestro problemas como humanos?

¿Por qué he de despojarme del orgullo, del Ego de las tentaciones? No debería más bién examinarlo con cuidado (despojándome de la autoridad (incluída la de los maestros, el budismo, la "practica", etc. que creo en mi mente al "seguir") para ver si es posible hacer algo con ello. En vez de intentar librarme mediante un sistema del orgullo, etc. ¿No debería darme cuenta de que yo soy el orgullo y quizá el mismo acto de ver me libere de ello?

No sé si me explico. Lo que quiero decir es que, si miramos con atención, ¿no es en definitiva nuestro pensamiento (que es el ayer, lo conocido, el conflicto) el que nos dice que debemos seguir algo (llámese budismo o lo que sea) y que una vez lo sigamos alcanzaremos “la iluminación”? ¿No es lo que nos han estado vendiendo los gurús de todas las religiones desde el principio de los tiempos?

Lo que me hace cuestionarme todo esto es el mirar el mundo, el dolor, la violencia. El tiempo, me temo, no nos ayudará. Meditar, esforzarse durante x tiempo para encontrar lo que buscamos no nos ayudará. ¡Es lo que nos han vendido desde siempre! “Medita, reza, haz esto o lo otro, por qué es el camino para llegar” ¡No! Si desecho mi pensamiento para descubrir, para indagar, desecho todo aquello que lo nutre, incluído los conceptos de tiempo, avance y meditación ¿no?

Esto no quiere decir que la meditación no sirva de nada (simplemente no lo sé). Sólo estoy cuestionandome la misma aceptación de la meditación por nuestro pensamiento ¿Pero por qué aceptamos nuestro conceptos mentales como válidos? "Necesitaré tiempo"."Hay que esforzarse", etc.

Un saludo y gracias por contestarme.

Jué-shān 崫 山 dijo...

Jensen,

El budismo, aunque a veces parezca lo contrario, no es intelectual. Es cuestión de experiencia. Los conceptos y palabras tienen su sitio, pero sólo como herramientas subordinadas a la experiencia y siempre que no lleven la voz cantante –como me da la impresión que ocurre en tu carta. En el budismo, debatir sobre ideas y conceptos sin base en la experiencia no tiene ningún sentido. En este mismo blog hay unas frases de Sri Ranjit Maharaj que quizá te lo aclaren (lo puedes encontrar pinchando sobre su nombre en el índice temático de la derecha); aunque era de otra tradición, lo que dice vale para el Dharma.

Dices al final: “Esto no quiere decir que la meditación no sirva de nada (simplemente no lo sé). Sólo estoy cuestionándome la misma aceptación de la meditación por nuestro pensamiento. ¿Pero por qué aceptamos nuestros conceptos mentales como válidos?” Si adoptas esa postura de duda sistemática, entonces ¿por qué no eres consecuente y para empezar te cuestionas la validez no de la meditación, sino de tus propios conceptos mentales, incluyendo todo lo que mencionas en tu carta? Es un caso de parálisis por el análisis; si tu pensamiento es coherente, acaba por devorarse a sí mismo sin que te hayas movido un ápice de donde estabas antes. Y eso, sin duda, no resuelve nada.

Un anuncio de la prensa de ayer decía: “¿Por qué me hice bombero voluntario? Entra un día por un bosque quemado y dime qué sientes”. Eso te puede dar una idea de cuál es el tipo de EXPERIENCIA que vale para echar a andar por el camino del Dharma. Lo demás, y sobre todo las elucubraciones mentales, es agua que no mueve molino.

Saludos y suerte en tu camino.

Jensen dijo...

"Si adoptas esa postura de duda sistemática, entonces ¿por qué no eres consecuente y para empezar te cuestionas la validez no de la meditación, sino de tus propios conceptos mentales, incluyendo todo lo que mencionas en tu carta? Es un caso de parálisis por el análisis; si tu pensamiento es coherente, acaba por devorarse a sí mismo sin que te hayas movido un ápice de donde estabas antes. Y eso, sin duda, no resuelve nada."

¡Evidentemente a eso me refiero! Jajaja...La observación del propio pensamiento (en su globalidad) me lleva a esa parálisis que mencionas. La mente descubre con asombro que no existe un observador, un "yo" que observa el miedo, los prejuicios, o los mismos conceptos mentales. No existe una entidad separada de lo demás que observa el conflicto, el dolor, que se pregunta.... Así que si yo soy el conflicto, no puedo decir "voy a meditar para solucionarlo", "voy a cambiarlo", "voy a luchar" ¡es un truco! porque yo mismo (mi pensamiento) soy el problema. Creo que ha eso me refería... No puedo moverme, solo observar, sin hacer nada al respecto, porque cualquier movimiento de mi mente no hará sino empeorar el problema.

Ummm....tienes razón, sobran las palabras, me parece que aquí veo algo nuevo.

Un saludo y gracias por tu respuesta.

Xara dijo...

Hola a todos. A mí si me parecen interesantes algunas las cuestiones planteadas.
Si me permitís, yo lo que me pregunto es ¿para ser budista es necesario el retiro, alejarse de la vida común para meditar? Si es así, no veo como puede ayudar más allá de uno mismo, pues para una verdadera revolución sería necesario llegar a todo el mundo, para que pudieramos realmente transformar nuestro mundo.
De hecho la experiencia nos dice que hay budistas (y budismo) desde hace muchisimos siglos y el mundo sigue igual (o peor).
Parece una pregunta jactanciosa pero ¿en que ayuda el budismo a la mejora de nuestro mundo?
¿Que importancia tiene la iluminación personal si la gente sigue muriéndose de hambre?
¿La solución es hacernos todos monjes? ¿Cúal es el papel del budismo?

Jué-shān 崫 山 dijo...

Jensen,

Lo que dices es cierto, pero sólo a medias. No todo lo que pasa por la mente es igualmente cognitivo. Los antiguos sufíes tenían un dicho: “Esto de lo que hablamos jamás se puede alcanzar mediante la búsqueda, pero sólo los buscadores lo alcanzan”. La mente no vale, y a la vez es lo único que tenemos para empezar, de manera que hay que emplear la mente sin emplear la mente.

Como ves, el budismo está lleno de paradojas. Igual ahora intuyas por qué el Buda llamó a su enseñanza “el sendero del medio”. No es porque esté a medio camino entre dos extremos; simplemente es otra cosa que los evita. Pero es sutil, difícil y profundo.

Lee, si quieres, el texto de Osho que hay en este blog (“A vueltas con el esfuerzo”, octubre de 2007), que explica muy bien este dilema.

Jensen dijo...

Creo que entiendo vagamente lo que dices y tiene sentido para mí. Me parece que es un problema simplemente semántico (otra vez las palabras :)). Quizá cuando desechamos por completo el "pensamiento" , es entonces cuando la "mente" (entendida como aquello que queda cuando no hay pensamiento o "yo") entra en acción. Una "mente" así debe estar llena de energía e intensidad porque es una mente en silencio (no hay elección solo acción). Ahí debe actuar una "inteligencia", una libertad sin igual porque no hay derroche alguno de energía (con el deber ser, el "pensamiento" no actua, no dirige). Esa debería ser quizá una mente realmente revolucionaria.

Jue-Shan muchas gracias por tus respuestas y tu tiempo. Voy a echar un vistazo a la entrada que me recomiendas.

Jensen dijo...

Acabo de leer la entrada:

“De repente, todos los esfuerzos se desprendieron. Estaba vacío, porque cuando no hay nada que hacer, la mente no puede moverse. La mente se mueve sólo porque hay algo que hacer, alguna motivación, alguna meta. La mente se mueve porque algo es posible, hay algo que se puede conseguir, si no hoy, entonces mañana. Si existe la posibilidad de conseguir algo, la mente se mueve.
“Esa noche Buda llegó a un punto muerto. En realidad, murió en ese preciso instante porque no había futuro. No había nada que conseguir, ni nada que pudiera conseguirse. “Lo he hecho todo. El mundo entero es inútil y toda esta existencia es una pesadilla”. No sólo se le antojó fútil el mundo material, sino el espiritual también. Se relajó. No es que hiciera nada para relajarse. Esta es la cuestión que hay que entender: no había nada que le provocara tensión, por tanto se relajó. No hubo esfuerzo alguno por su parte para relajarse.
“No es que intentara relajarse bajo el árbol del bodhi. No había nada que hacer, nada por lo cual estar tenso, nada que desear, ningún futuro, ninguna esperanza. Esa noche su desesperanza era total. La relajación ocurrió. No puedes relajarte si queda algo que conseguir que sigue dando vueltas en tu mente. Le das vueltas y vueltas y más vueltas. Pero esa noche, las vueltas pararon de repente, la rueda se paró. Buda se relajó y se durmió. Cuando se despertó por la mañana, la última estrella se estaba poniendo. Vio cómo desaparecía la última estrella, y con esa estrella él desapareció por completo, se convirtió en un ser iluminado."

Y ¿sabes? es sumamente interesante como dijiste pero ¡no ha hecho sino generarme preguntas al respecto! jajaja Te explico.

Lo que he leído es que el moverse, el buscar, el andar el camino sirve para darse cuenta que no hay salida a nivel de la mente (o del pensamiento). Básicamente nos dice que si no nos movemos, si no buscamos, si no "meditamos", si no indagamos, no llegaremos a este estado de hastío, desesperanza y después de relajación y vacío de lucha (silencio) donde se produce la iluminación.

Mi pregunta es (y perdona que sea tan denso y repetitivo con estas cuestiones) ¿por qué no es posible recorrer ese camino con el "intelecto"? (quizá sería mejor decir con nuestra capacidad de ver) No es que yo tenga ganas de "acabar pronto" ni nada por el estilo. De hecho me da exactamente igual llegar a algún sitio o no. Pero, dándonos cuenta de nuestro movimiento mental, de todos y cada uno de nuestros pensamientos, viendo todo nuestro movimiento, nuestra lucha y poniendo una atención total en ello, viéndolo con absoluta claridad ¿no podemos llegar a las mismas "sensaciones", al mismo punto? No puedo hacer nada. Mi mente se mueve pero no importa. Nada. No hay lucha, dolor o elección.
Quizá la respuesta sea "¡No! Hay que meditar", quizá el acto de ver todo el movimiento de mi "yo" sin elección, eso mismo sea meditación, o quizá no haya respuesta....solo acción. Quizá la respuesta simplemente es: ¡Hazlo!

Quizá simplemente deberíamos concretar que es la meditación. :)

Luis Carlos dijo...

¿no es la meditación vipassana es una técnica de auto-discernimiento como apunta Jensen?

Jué-shān 崫 山 dijo...

Jensen:

Preguntas: "¿por qué no es posible recorrer ese camino con el intelecto? (quizá sería mejor decir con nuestra capacidad de ver)?". La respuesta es porque nuestra capacidad de ver es limitada. La meditación es una manera de ampliarla.

En la psicología del budismo Theravada se distinguen creo que 17 etapas distintas desde el momento en que algo irrita tus sensores hasta que la señal correspondiente aparece en tu conciencia. Piénsalo. 17 fases para cada estímulo. Y la gran mayoría son subliminales, es decir, se le escapan a tu conciencia.

Por eso, la respuesta a tu otra pregunta ("dándonos cuenta de nuestro movimiento mental, de todos y cada uno de nuestros pensamientos, viendo todo nuestro movimiento, nuestra lucha y poniendo una atención total en ello, viéndolo con absoluta claridad, ¿no podemos llegar a las mismas sensaciones, al mismo punto?") tiene que ser No, a menos que reclutes e impliques en tu práctica fases no cognitivas de la mente -es decir, a menos que medites de una manera u otra.

Hay varios tipos de meditación budista que son precisamente una manera de acceder a esas operaciones que están "más acá" del alcance del intelecto o la mente cognitiva (que es, por ejemplo, la que escribe estos comentarios). Me imagino que otras escuelas tendrán otros métodos.

Personalmente, yo no apostaría mucho dinero por que tu método de "atención total" cognitiva funcione. Probablemente, Buda tampoco lo haría, ni Huineng, Padmasambhava o tantos y tantos que verificaron sus enseñanzas en la práctica.

Pero no dejes que eso te coarte. Si quieres comprobar si tu método funciona, ponte a ello. Márcate un tiempo para practicarlo y después comprueba lo que has conseguido. Si al cabo de tus no-meditaciones has alcanzado algo que refute o supere el Dharma de Buda, estaré encantado de aprenderlo de ti.

¡Suerte!

Jué-shān 崫 山 dijo...

Luis Carlos:

Tal como yo la he aprendido, la meditación vipassana es una técnica que emplea la volición/cognición, la conciencia y la memoria para experimentar la vacuidad de los contenidos de la mente y, por ende, del "yo" que hemos creado sobre esa base.

Para mí, es algo bastante diferente de lo que ha explicado Jensen.

Jensen dijo...

Por partes :)

"En la psicología del budismo Theravada se distinguen creo que 17 etapas distintas desde el momento en que algo irrita tus sensores hasta que la señal correspondiente aparece en tu conciencia. Piénsalo. 17 fases para cada estímulo. Y la gran mayoría son subliminales, es decir, se le escapan a tu conciencia".

Si aceptas ciegamente lo que te dice el Budismo, si. ¿Por qué no 18? o ¿Por qué no ninguna? ¿Por qué no renunciar a la fé en los sistemas preestablecidos, a creer en lo que me dice otro, aunque sea el mismísimo Buda? ¿No podría estar simplemente equivocado? ¿Cómo sabes que "verificaron sus enseñanzas en la practica?¿Como sabes siquiera si existieron?¿Es el pasado algo real o un producto de nuestra mente?... Eso no quiere decir que lo que nos muestra Buda no sea cierto...simplemente no me importa en absoluto... es más, sinceramente, dudo mucho que Buda quisiera convertirse en una "autoridad" psicológica, ideológica o religiosa, para nadie (algo que ocurre para muchísimos millones de personas en la actualidad).

"Por eso, la respuesta a tu otra pregunta ("dándonos cuenta de nuestro movimiento mental, de todos y cada uno de nuestros pensamientos, viendo todo nuestro movimiento, nuestra lucha y poniendo una atención total en ello, viéndolo con absoluta claridad, ¿no podemos llegar a las mismas sensaciones, al mismo punto?") tiene que ser No, a menos que reclutes e impliques en tu práctica fases no cognitivas de la mente -es decir, a menos que medites de una manera u otra.

¿Qué es para ti la meditación? Me parece que esa es la clave de todo.

"Personalmente, yo no apostaría mucho dinero por que tu método de "atención total" cognitiva funcione. Probablemente, Buda tampoco lo haría, ni Huineng, Padmasambhava o tantos y tantos que verificaron sus enseñanzas en la práctica.

Pero no dejes que eso te coarte. Si quieres comprobar si tu método funciona, ponte a ello. Márcate un tiempo para practicarlo y después comprueba lo que has conseguido. Si al cabo de tus no-meditaciones has alcanzado algo que refute o supere el Dharma de Buda, estaré encantado de aprenderlo de ti."

jajaja....no quisiera yo afrontar así a semejantes celebridades, ni estoy aqui sentando las bases de nada. Espero que Buda, Dajian Huineng, el Maestro Precioso & cía. me disculpen dondequiera que ahora estén :) Sólo me cuestiono lo que tu aceptas. Yo no hablo de ningún método, hablo del no-método, de no-tiempo, de descartar todo aquello que nos han enseñado y que aceptamos como inevitable. El "tiempo" y la "practica" para meditar, la aceptación de sistemas de cualquier clase, ya sea cristiano, budista, o lo que sea. Renunciar a los maestros, al tuyo al mío, a todos. Porque todo ello forma parte de nuestro pensamiento, del pasado. ¡Y el pasado es más de lo mismo! ¡Es simplemente la perpetuación de lo que tenemos!¡No hay revolución en ello!¡No sirve para nada! El Budismo, el Dharma, en el fondo no son nada, quizá sólo pretextos me temo ¿no?

Una pregunta.¿Por qué eres Budista? ¿Que pretendes conseguir? y sobre todo ¿para qué?
¿Son preguntas sin respuesta?

Un saludo.

un pelegrí dijo...

Jué-Shan:

Como te comenté un día, realicé un retiro de vipassana de 10 días. Aunque lo completé y me fue muy bien, siento que es una meditación que "no va conmigo" porque al tratarse, como dices, de un ejercicio de "volición/cognición", lo encuentro contradictorio con el no-hacer y el no-yo que subyace en el Dharma. Por otro lado, acababa bastante cansado mentalmente.
En cambio, la meditación de atención a la respiración (que cuando profundizas se convierte en un estado de no-atención) me resulta mucho más satisfactoria en esos dos sentidos.

¿Qué te parece?

Jué-shān 崫 山 dijo...

Jensen,

Esto empieza a recordarme actitudes y opiniones de alguien que conocí en tiempos pasados, aunque no hace tanto…

Una vez que entramos en las palabras, a todo se le puede dar la vuelta. Como es natural, las palabras sobre el budismo no son una excepción. Si aceptamos que la experiencia del Dharma no cabe en el lenguaje, podemos usar las palabras como herramientas de usar y tirar para aproximarnos a esa experiencia. Sin embargo, tu comentario aprovecha esa circunstancia para intentar deslegitimar la práctica budista a base de retos e interpretaciones tendenciosas.

No tengo ningún interés en entrar en debates intelectuales ni quiero convertir esto en un foro. Una vez entras en el camino y lo experimentas de primera mano, las opiniones pasan al plano secundario que les corresponde. Si pueden serles útiles a otras personas y animarles a que prueben el budismo, bien; si sirven para plantear duelos dialécticos, no cuentes conmigo. Hay cientos de chats y foros budistas en la red donde puedes demostrar a otros lo equivocados que están y cuánta razón que tienes tú –una postura que, curiosamente, parece quedar fuera de esa duda radical que aplicas a todo lo demás.

Tampoco quiero convencerte de que medites; me parece que desde el principio ya tenías las ideas muy claras al respecto.

Así pues, sólo me queda animarte a practicar lo que predicas y desearte una vez más suerte en tu camino.

Jué-shān 崫 山 dijo...

Ningú:

Por norma no hago ningún comentario sobre asuntos relacionados con la práctica budista, ya que considero que eso es competencia de los maestros.